jueves, 9 de diciembre de 2010

Todas quieren ser Amélie


Sus adoradores las ven como mujeres niñas que nunca perdieron la fe en un mundo mejor. Pero sus detractores creen que su estética ondera y amorosa es un híbrido entre lo indie y la pose. Ellas son parte de una cruzada de amor en Santiago y en algunos barrios hay cinco de estas chicas por metro cuadrado, montando sus bicicletas y paseando con flores en sus canastitas. Las Amélies chilenas aseguran que esta película les cambió la vida.

El barrio Lastarria es su pequeño Montmartre y al igu

al que la protagonista de la cinta franco-alemana, recorren lugares especiales armadas con su bicicleta vintage y bocas prolijamente pintadas de rojo, mientras en su canastita romántica portan los liliums quecompraron en la Florería Mosqueto.

También llevan frutas perfectas para lucirlas en su perfecta frute

ra. Luego se van pedaleando y románticas se pierden entre los adoquines, en su pedacito de ese Santiago-París que tiene como límites la calle José Miguel de la Barra, Merced, la Plaza Mulato Gil y el Parque Forestal.


Ellas disfrutan de vivir este mundo paralelo entre la salvación personal

y la salvación del universo. Po

r eso, a las mujeres con el síndrome Amélie por decreto les encantan los niños, los animales y las plantitas, y no dudan en bajarse de su bicicleta para curar y enderezar a un arbolito dañado por el viento o adoptar un perrito famélico.

Aunque parezcan distraídas, están alertas a cualquier emer

gencia ecológica, cósmica y animal. Porque su mirada indiferente es parte de su impronta: vistazos distantes y perdidos en el horizonte.

A pesar de vivir en una especie de burbuja rosa

, es

tas hadas no escapan

de la misión de sus vidas: "Hacer el bien sin mirar a quien", aunque hay que gente que duda de esta bondad desinteresada. Medio indies, medio a la moda, a estas niñas se les puede encontrar en los conciertos del Centro Arte Alameda que, por cierto, ya les pertenece .

Para ellas, sería un pecado perderse los covers ochenteros de Nouvelle Vague, el pop de Benjamín Biolay o la chanson de Dominique A en el Galpón 7. También les gusta desde Carla Bruni hasta Pedro Aznar. Pero, sin duda, su máxima felicidad fue el concierto de Yann Tiersen, el autor de la banda sonora de Amelié, su soundtrack fetiche: Rue des Cascades.

Eso sí, sueñan cada noche con ver en un escenario a francesas tan cool como Keren Ann y Corelie Clement. Las Amélies aman el cine y las películas como "Chocolate", de Lasse Hallström, la fantasiosa "Big fish", de Tim Burton, y las dulzonas "La ciencia del sueño" y "El eterno resplandor de una mente sin recuerdo", ambas del francés Michel Gondry. Es decir, adoran todas las películas que filosofen sobre

mitos, la razón, la fe y el positivismo.

Esto es sólo una parte de un artículo que escribió una pe

riodista chilena acerca de estos grupos de chicas que invaden las calles de Chile imitando la estética de Amélie, en esta sociedad nos estamos acostumbrando a no mover un dedo por el bien de los demás y nos parece extraño que haya alguien todavía dispuesto a ayudar.Pues personalmente a mi me parece genial poder conservar un poco ese espíritu del personaje que protagoniza Audrey Tatou, porque todavía hay gente que sigue disfrutando con los pequeños placeres de la vida...Y a disfrutar un poco de esta gran actriz por favor, que nos ha dejado películas tan bellas como Amélie o Coco Chanel, pura belleza francesa y naturalidad con un toque vintage que la hace realmente especial!


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